Danza Ballet Revista de Colección. Adobe Indesign

Un proyecto para recordar

En este post quiero mostrar a todo interesado en Indesign, el uso que he dado en esta ocasión a mi programa de maquetación preferido, para la realización de un proyecto editorial singular, que ha resultado particularmente exitoso.

Se trata de los dos primeros números de Danza Ballet Revista de Colección, pero en este caso, me centraré en el segundo de ambos, pues junto con la editora y el director, pensamos que hemos superado en mucho al primero.

Se trata, como su nombre lo indica, de una revista de colección, con una estética lujosa destinada a ser coleccionada y distribuida en librerías especializadas e instituciones internacionales de prestigio.

Como digo, este segundo número supera según nuestra opinión al primero, pero sin embargo fue gracias a aquel, que instituciones del nivel de la Ópera de París, el Instituto Cervantes de París, el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid, el Metropolitan Museum of Art de New York, o el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, entre muchos otros, hayan pedido contar con esta publicación.

Por otra parte, lo habitual es que pidan dos o tres ejemplares, pero en algunos casos, comienzan pidiendo 10, 30 o 60.

[bquote]Con esta breve reseña, solamente intento trasmitir que no solamente yo estoy conforme con mi trabajo, sino que instituciones importantes acostumbradas a publicaciones de calidad, también lo están.[/bquote]

Si bien no es la primera revista que hago, ni mucho menos, es cierto que si lo es de estas características y para este tipo de público.

Hay fundamentos técnicos particulares para la maquetación de una revista como esta, pero también es cierto que hay muchos más de carácter general y que es bueno conocer, manejar y aplicar por norma, en cualquier trabajo editorial, ya sea un proyecto de élite, o un simple catálogo, que es según creo, el modo en el que todos nos iniciamos en este campo.

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Directrices básicas y consejos

No hace mucho, me tocó ver dos veces, como fracasaba este mismo proyecto (NO en mis manos), y en ambos casos por tres razones igualmente importantes, por lo cual no debe tomarse el orden en que las señalo como índice de su relevancia

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• 1. Falta de orden y método.
• 2. Falta de un nivel apropiado de conocimiento teórico de Indesign.
• 3. Falta de práctica en el uso del software y experiencia insuficiente

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1. En proyectos complejos como este, el olvido del crédito de una fotografía, el error en un epígrafe, o cualquier equivocación por más mínima y sin importancia que parezca, puede traer como consecuencia, no solamente un producto pobre y descuidado, sino también problemas legales a los editores, y por ende, al diseñador.

Hay una técnica (en realidad hay varias) para renombrar las fotografías e imágenes, para elegir tipografías apropiadas, para gestionar las licencias de uso de las fuentes, para diseñar el libro de trabajo, para organizar las carpetas, el material temporal, el material a desechar, el desechado, etc.

Es normal y hasta esperable, que un diseñador novel, (y no fui la excepción hace años), considere una pérdida de tiempo, utilizar toda una jornada de trabajo en construir toda esta estructura y diseñar la estrategia a utilizar en el proyecto, de todas las que son técnicamente viables.

Las ganas de comenzar, y sobre todo, de terminar lo antes y lo mejor posible, hace obviar estos pasos a un diseñador inexperto, pero puedo decir sin lugar a dudas, que un proyecto iniciado de este modo, tiene absolutamente toda la probabilidad de fracasar rotundamente.

En los dos fracasos previos, había un orden deficiente y confuso en un caso, y en el otro, directamente no existía.

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2. Según mi experiencia, he visto que hay tres modos de experimentar el propio conocimiento en la materia, o dicho de otro modo, tres niveles de conocimiento en el uso del Indesign.

El primero, es cuando uno realmente recién comienza y sabe que lo ignora todo.

Aquí lo único que queda es aprender, y hay varios modos de hacerlo. Por el camino largo o por el camino corto. Buscando en la red, leyendo y probando sin orden ni método, o con un buen instructor o consultor. Esta última es la vía rápida.

El segundo, es un estado intermedio de conocimiento, que sin lugar a dudas, es el más peligroso. Uno logra hacer unas cuantas cosas guapas, y piensa que puede animarse con lo que sea que le pidan. Gran error.

Quienes fracasaron previamente con esta misma revista, eran diseñadores que tenían un nivel intermedio, y obviaron cosas tan sencillas (por nombrar una sola ) como no utilizar la inserción de la numeración de pagina automática, evitando algunas previamente seleccionadas, y hacerla manualmente. Es así que con el trabajo aparentemente terminado, pretendían ir a imprenta, y justamente ahí se dieron cuenta que había muchas páginas con el mismo número.

Dónde queda una revista de calidad con un error como ese?

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3. Finalmente el tercer nivel, es el del diseñador experimentado, (que casualmente junto con el del primer nivel, suelen ser los más modestos) pues ha llegado a entender que no es posible saberlo todo, pero afortunadamente, es posible saber dónde preguntar.

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La teoría es muy importante,
pero lamentablemente no lo es todo

Imaginemos el siguiente escenario. Un diseñador conoce el software de la A a la Z, da clases de Indesign y sus cursos se llenan al punto de tener que dejar gente fuera, pero sin embargo no es extraño que los trabajos que le encargan a profesionales como estos, no pasen de mediocres, o lo que es más común, tengan aspecto de plantillas pre diseñadas.

Esto sucede pues son varias cosas las que hacen la diferencia entre un buen trabajo y uno mediocre. Entre una creación exclusiva y una plantilla o template.

Si tenemos suerte y hemos nacido con cierto sentido estético, la práctica nos dará el sentido del equilibrio, la proporción, el gusto por la forma precisa y justa; la capacidad de elegir el esquema de color apropiado para cada ocasión y circunstancia. La práctica nos permitirá tener constantemente en la mente la idea global y general del proyecto, lo que le dará al conjunto una solidez y cohesión, evitando que cada página de la publicación parezca en si misma una revista diferente.

Esa idea global es la que nos permite percibir aunque sin mucha conciencia de ello, cómo afecta cualquier cambio al conjunto, incluso sin llegar a probarlo, lo que nos ahorra horas y horas de trabajo. No significa esto que no sea necesario hacer pruebas, sino mas bien que esas pruebas las hemos hecho incansablemente en el pasado, y toda esa experimentación, ahora da sus frutos.

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Pasemos al análisis del material

Para que nuestros visitantes sepan de que estoy hablando, es necesario que puedan ver el trabajo al cual me estoy refiriendo.

En el caso del número uno, está físicamente agotado, pero desde el inicio sus productores han ofrecido, y aún hoy continúa vigente dicha propuesta, un ejemplar digital de cortesía, absolutamente apto para evaluar la calidad del material y también la calidad de mi trabajo y la del equipo que lo ha realizado.

En el caso del número dos, este ejemplar acaba de salir a la venta, y puede ser comprado en estos puntos de distribución, o también descargar una versión digital de cortesía, que en este caso no es gratuita como la anterior, pero su precio (1,5€) es ciertamente simbólico.

Una vez que tengan ustedes dichos ejemplares, en cualquiera de sus formatos, puedo continuar con la descripción de un trabajo de maquetación de una revista de colección.

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Evaluación del trabajo de diseño gráfico y maquetación. Puntos destacados

Suele ser normal que se acerquen interesados a mis cursos o tutoriales de Indesign, con ganas de aprender “diseño”; y como no me agrada estafar a nadie, pregunto. “Diseño de qué?”

No es igual la disposición mental con la que me preparo para hacer un template original para WordPress, que la necesaria cuando estoy por diseñar un logotipo, un catálogo o esta revista de colección.

Esto tiene su fundamento en el hecho de que es de capital importancia saber en que medio se utilizará nuestro trabajo, cual será el público objetivo, que se intentará lograr con la publicación, cual es el fin que se persigue, que imagen se quiere trasmitir, y un largo etcétera.

Un buen diseñador, debe recordar como una premisa fundamental, que no trabaja para lucimiento propio, sino para lograr que nuestro cliente alcance sus objetivos gracias a la buena calidad de nuestro trabajo. Si al mismo tiempo nos destacamos como buenos profesionales, mucho mejor, pues ya nos recomendarán.

Mi Mac es bien potente, y me permite hacer cosas inigualables, pero antes de encarar cualquier tarea, debo saber, en que soporte será utilizado mi trabajo.

Yo puedo lucirme con mi Mac, pero si luego la imprenta no puede reproducir mi trabajo sobre el papel, pues la tecnología gráfica no ha ido a la par que la informática, el error no es suyo, sino mío.

Creo hacer trabajos guapos en la web con mis diseños, pero si aplicara esos mismos criterios a una revista, el resultado sería desastroso.

Todo esto, que leído aquí resulta tan obvio y del mas elemental sentido común, lo he visto brillar por su ausencia en proyectos que han fracasado vergonzosamente.

Afortunadamente, no fue este el caso para bien de los editores de Danza Ballet Revista de Colección, de lo que me alegro por haber aportado mi conocimiento para que ello fuera posible.